Fui bautizada con el nombre de Irene. Nací entre dos eclipses en un febrero de 1971.
Mi madre y yo, nos sentimos Hijas de la Luna, pues siempre tuvimos fascinación por ella. Por esta razón, la noche de Luna llena antes de mi nacimiento, mi madre le rezó a esa Luna, la cual eclipsaría justo antes de ponerse de parto.
Mi madre miró la Diosa Selene y a Ella, le encomendó mi nacimiento. Casi morimos las dos, con un ascendente en Escorpio, los nacimientos suelen ser difíciles, incluso dramáticos. Finalmente ambas sobrevivimos, gracias a las fuerzas invisibles que desconocemos.
Desde la infancia estuve conectada con los ciclos lunares, con las estaciones, con los animales, con la Naturaleza, con el plano astral y el mundo etérico.
Desde niña tuve muchas pesadillas porque veía seres del bajo astral y también seres de los mundos sutiles (más luminosos), invisibles para la mayoría de los ojos humanos, adoraba a los animales, la tierra y las plantas, comer verduras y frutas, y en cada luna llena caminaba sonámbula por la casa.
Tuve una infancia difícil de explicar para la gente común. Hoy en día me hubieran catalogado como una persona PAS (Persona Altamente Sensible).
De adulta, siempre estuve dividida entre mi lado esotérico y mi lado profano.
Fue a los 16 años que comencé a experimentar la magia, los rituales, el tarot, la sanación, la escritura automática, la canalización, la comunicación con el “otro lado”, de forma autodidacta.
Hoy en día llevo más de 35 años haciendo lecturas de Tarot, realizando sanaciones y limpiezas energéticas, en personas, hogares y negocios.
He seguido estudiando con maestros y practicando lo integrado en el camino de mi formación: Ayurveda, Registros Akáshicos, Cábala, Medicina Integrativa, Arquetipos de Colin Bloy, Radiestesia, Reiki Kundalini, Yoga Kundalini, Chamanismo, Puntos Lunares, Espiritismo, Evangelio de la Paz de los Esenios, y algunas disciplinas más.
Desde el 2011 comencé a ofrecer de forma altruista meditaciones grupales de luna llena al aire libre, más tarde canalizaría también me ocupara de convocar la celebración de los equinoccios y los solsticios.
Más adelante, llegó a mi vida la Wicca, que es una religión basada en el neopaganismo y/o neodruidismo que ha facilitado que sobreviva la Antigua Religión prerromana.
A través de la Wicca conocí los esbats (las lunas llenas en el año) y los sabbats (las estaciones y las inter-estaciones) en los primeros contactos con la Magia Ritual del año, seguidamente estuve estudiando durante un año la Rueda Sagrada (Sacred Wheel) como Hermana de Avalon en Glastonbury. Antes me había ocupado del estudio de la Cosmovisión Insulo-Amazigh practicada por los antiguos pobladores de las islas donde vivo (Islas Canarias), llamados “antiguos canarios” o “guanches”, depende de la isla donde vivieron.
También me acerqué a la Rueda Andina de la tradición americana. Curiosamente todas las efemérides coinciden con las fechas de las celebraciones de las antiguas tradiciones que he reunido a lo largo de mi vida.
Como estudiante e instructora de Yoga Kundalini, conocí en profundidad esta tecnología a través de las kriyas (ejercicios o asanas) donde según la práctica elegida se puede activar o relajar tanto nuestros órganos como nuestros diferentes cuerpos (mental, causal, astral, aura, físico, etc). Esto hizo que pudiera relacionar los contenidos de la Medicina Ayurveda con las enseñanzas trasmitidas por Kundalini Yoga, impartiendo mis clases según la temporada que estábamos viviendo, para fortalecer o relajar el órgano influenciado por la estación a través de las kriyas, meditaciones y pranayamas específicas.
Antes de llegar a mis estudios de antroposofía y espargiría de la mano del gran maestro Karmelo Bizcarra, había descubierto el ayuno y las prácticas de los Esenios. En los Evangelios de la Paz de los Esenios se pone de manifiesto que los seres humanos somos parte de la Naturaleza, y que la necesitamos para estar en armonía y en salud. Fui descubriendo y experimentando con los Esenios que mi vida formaba parte de ese antiguo camino olvidado hacia la sanación de todos los cuerpos, la liberación del “mal” (la enfermedad), la meditación, el respeto de toda vida en la Tierra y la conexión con las fuerzas de la Naturaleza. Una vez completado los estudios de Salud Vital y Medicina Integrativa, ayudó a que pudiera conectarlo todo dándole una estructura raíz.
Con todo lo vivido a lo largo de mi crecimiento personal, profesional y espiritual por más de 35 años, sentí la necesidad de reunir todo lo aprendido para poderlo compartir. En un primer momento ofrecí las clases de Magia Evolutiva, que aún sigue activa. Pero la primera vez que le doy forma a la Rueda Antigua del Año fue con el “curso anual” llamado “Los 8 Ritos”. Así comencé una andadura mágica-esóterica por el año gregoriano compartiendo con las alumnas: rituales, ejercicios, procesos, frutos, emociones, conocimiento, cantos, danzas e invocaciones, las cuales viviríamos en cada temporada.
Cuando empecé con los estudios de Técnico Superior en Dietética y Nutrición pude conocer los procesos industriales de los alimentos que comemos en nuestra sociedad consumista, con lo que tomé la firme decisión de regresar al alimento vegetal, ecológico y fresco.
Como educadora y terapeuta nutricional he ido integrando y enfocando mi trabajo en la alimentación por temporadas; y a nivel emocional, adaptando los ciclos de la Naturaleza a nuestra naturaleza humana desde el punto de vista de la nutrición.
Aplicando a los menús no sólo los ciclos solares que son las estaciones y las inter-estaciones, sino además las fases lunares, que están más relacionadas con nuestras emociones a lo largo de un mes lunar, dando lugar a un cambio de estado de ánimo cada dos días y medio aproximadamente, en ellos, aprendemos cuando interiorizar para desintoxicar o ayunar y cuando poseemos más energía y actividad.
Después de cambiarle el nombre a la Rueda Antigua del Año en cada formación mágica-mística que impartía, finalmente llegué a la conclusión que tenía que darle su lugar a la verdadera protagonista de todas mis enseñanzas: la Diosa.
¿Quién es la Diosa? La Diosa es la Energía Femenina de la Creación. Es el Divino Femenino, es la Madre Tierra, la Naturaleza, la Madre Cósmica, la de los mil nombres y los mil rostros: Magec, Chaxiraxi, Innana, Isthar, Dannu, Gea, Tera, Tara, María, Binah… La Virgen, la Esposa, la Madre, la Consorte, la Reina, La Hija del Padre, la Hija de la Madre, la Luna, la Estrella.
Es la Polaridad femenina que habita dentro de todos y todas. Es el Útero Cósmico, es el Portal de la Creación, es la Gran Espiral de la Vida y la Muerte. Es el Poder de la Manifestación y la Destrucción.
Es la Gran Maestra que enseña, que guía, que nutre, que fluye, que apoya. Es la Fuerza cambiante, la que crea, la que contiene, la que transforma, la que pare, la que alimenta, la que madura, la que da forma. Su amor incondicional nunca nos abandona. Ella es la Diosa.
En la actualidad cuando me preguntan a qué me dedico, me resulta difícil resumir en pocas palabras mi servicio a la Comunidad.
Por esta razón nació este espacio llamado La Diosa Cíclica, por un intento de reunir mi camino y mis servicios relacionados con la ciclicidad de la Madre Tierra, con la Espiritualidad de la Naturaleza, con lo que la Tierra puede hacer por nosotros y nosotros por Ella.
La Diosa Cíclica es la Diosa Cambiante que nos acompaña en todos los aspectos de nuestra existencia, en el ciclo cerealista, en la alimentación por temporadas, en nuestro cuerpo, en nuestras emociones, en nuestros pensamientos, en nuestras depuraciones, en nuestros ciclos de la vida, desde la concepción hasta la muerte, acompañándonos en todos nuestros procesos y en todos los ritos de paso.
Para mí es un honor mostrarte el camino de la Diosa Cíclica, el camino de la Gran Espiral. Y es un honor acompañarte en el camino de la Transformación, de la Sanación, de la Magia, del Espíritu y del Amor.
Gracias.
Mis bendiciones para ti.
Sirene Ram
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